Los parásitos que transmiten la malaria fabrican unas proteínas tridimensionales muy complejas, lo que supone un problema a la hora de diseñar una vacuna contra la enfermedad, ya que se necesita un sistema capaz de producir moléculas que imiten estas proteínas y así estimulen el desarrollo de anticuerpos que defiendan a la persona vacunada contra la malaria.

Debido a esto, es necesario buscar formas baratas y sencillas de producir estas proteínas. "Con las tecnologías disponibles resulta muy caro vacunar a dos mil millones de personas que viven en regiones donde está presente la malaria", explica Stephen Mayfield, uno de los autores del trabajo.
Los investigadores, de la Universidad de San Diego (EEUU), emplearon el alga Chlamydomonas reinhardii, un modelo genético muy habitual en los laboratorios, para producir proteínas complejas similares a las del parásito que provoca la enfermedad (Plasmodium falciparum). Al inyectar estas moléculas en ratones, los animales desarrollaron anticuerpos que, inoculados en el mosquito Anopheles, transmisor de la malaria, bloqueaban al parásito con éxito.
Los siguientes pasos, indican los científicos, serán, por un lado, comprobar si estas proteínas son efectivas para inmunizar al organismo humano y, en segundo lugar, verificar si el efecto es el mismo cuando el alga se ingiere en lugar de inyectarse, un método que abarataría mucho los costes de la vacunación.
Laura Aguilera
Y ademas, eEl parásito que provoca la malaria o paludismo, una enfermedad que infecta a unas 250 millones de personas cada año, se originó en los gorilas, según revela un nuevo estudio internacional que publica la revista Nature.
ResponderEliminarHasta hace poco los científicos pensaban que sólo el hombre era portador del parásito Plasmodium falciparum, el más común, el más virulento y el que más muertes provoca de los cinco parásitos de la malaria que se conocen en el hombre. Pero en 2009 los científicos se dieron cuenta de que "ciertas especies de monos, como chimpancés, gorilas o bonobos, eran portadores de tipos de parásitos similares a los de los humanos", explica Eric Delaporte, del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) de Marsella (Francia). Dado que los trabajos anteriores se basaban en el estudio de un número limitado de primates, los científicos examinaron unas 3.000 muestras de materias fecales recogidas en 57 lugares diferentes de África Central.
Los estudios, iniciados hace unos diez años, cuando se empezó a buscar el origen del virus del sida, mostraron que este parásito no infecta a bonobos y gorilas del este. En cambio, sí se encuentra en los gorilas del oeste (en países como Camerún o Gabón) y los chimpancés.
Por otra parte, una técnica de secuenciación de ADN permitió descubrir que "varios tipos diferentes de falciparum infectaban a los gorilas y que uno de ellos era el antepasado del tipo de P. Falciparum que se encuentra en el hombre", puntualizó Delaporte. Por consiguiente, "los gorilas contagiaron a los hombres y no los hombres a los gorilas".
En trabajos futuros, los investigadores intentarán saber cuándo tuvo lugar la transmisión y si la presencia de P. Falciparum en los monos supone un riesgo, ya que en caso afirmativo los gorilas portadores podrían contagiar a seres humanos en momentos en que la deforestación favorece el contacto entre ambos. Según Martine Peeters, del IRD, los estudios realizados hasta ahora tienden a mostrar que la transmisión del parásito de la malaria tuvo lugar una sola vez. Sin embargo, serán necesarias más investigaciones para corroborar que no hubo otras transmisiones.
Laura Aguilera