Los seres humanos somos capaces de percibir en torno a 10.000 olores
diferentes. Sin embargo, la mitad de los genes responsables de esta
capacidad olfativa han ido desapareciendo en gran parte de la población
durante los últimos millones de años de historia de la especie humana.
En un estudio publicado en PLoS Biology, Doron Lancet y sus
colegas del Instituto Weizmann (Israel) analizaron este fenómeno
midiendo la capacidad de distintos sujetos para detectar olores como el
aroma a eucalipto, a menta verde, a plátano o a sudor. De este modo
identificaron un gen, el OR11H7P, asociado a la percepción del olor a sudor. Concretamente, este gen afecta a la sensibilidad olfativa al olor del ácido isovalérico, un ácido graso presente en el sudor humano y en el vinagre de madera.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que aquellas personas con una mutación que inactivaba la pareja de genes OR11H7P
no se inmutaban ante el olor a sudor ni siquiera en una habitación
cerrada y llena de gente. Por el contrario, quienes eran especialmente
sensibles a este desagradable olor tenían al menos un gen de la pareja
intacto.
Laura Aguilera
Y ademas, el parásito que provoca la malaria o paludismo, que infecta a unas 250 millones de personas cada año, se originó en los gorilas, según revela un nuevo estudio internacional que publica la revista Nature.
ResponderEliminarHasta hace poco los científicos pensaban que sólo el hombre era portador del parásito Plasmodium falciparum, el más común, el más virulento y el que más muertes provoca de los cinco parásitos de la malaria que se conocen en el hombre. Pero en 2009 los científicos se dieron cuenta de que "ciertas especies de monos, como chimpancés, gorilas o bonobos, eran portadores de tipos de parásitos similares a los de los humanos", explica Eric Delaporte, del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) de Marsella (Francia). Dado que los trabajos anteriores se basaban en el estudio de un número limitado de primates, los científicos examinaron unas 3.000 muestras de materias fecales recogidas en 57 lugares diferentes de África Central.
Los estudios, iniciados hace unos diez años, cuando se empezó a buscar el origen del virus del sida, mostraron que este parásito no infecta a bonobos y gorilas del este. En cambio, sí se encuentra en los gorilas del oeste (en países como Camerún o Gabón) y los chimpancés.
Por otra parte, una técnica de secuenciación de ADN permitió descubrir que "varios tipos diferentes de falciparum infectaban a los gorilas y que uno de ellos era el antepasado del tipo de P. Falciparum que se encuentra en el hombre", puntualizó Delaporte. Por consiguiente, "los gorilas contagiaron a los hombres y no los hombres a los gorilas".
En trabajos futuros, los investigadores intentarán saber cuándo tuvo lugar la transmisión y si la presencia de P. Falciparum en los monos supone un riesgo, ya que en caso afirmativo los gorilas portadores podrían contagiar a seres humanos en momentos en que la deforestación favorece el contacto entre ambos. Según Martine Peeters, del IRD, los estudios realizados hasta ahora tienden a mostrar que la transmisión del parásito de la malaria tuvo lugar una sola vez. Sin embargo, serán necesarias más investigaciones para corroborar que no hubo otras transmisiones.
Laura Aguilera